Un año más, los agricultores del Arco Sur del Mar Menor han comenzado la plantación de cultivos de cobertura para proteger y regenerar los suelos.
Cada vez son más los agricultores que recurren a la rotación de cultivos de diferentes familias y con necesidades nutritivas diferentes para optimiza el aprovechamiento de agua y nutrientes, evitando que el suelo se agote y que las enfermedades y las malas hierbas que afectan a un tipo de plantas se perpetúen. De esta forma no sólo se asegura la sostenibilidad del suelo y su fertilidad sino que también se minimiza la erosión hídrica y eólica, al actuar como barrera natural para la prevención de posibles avenidas.
Se trata de ocupar la tierra con cultivos diferentes que se van sucediendo en el tiempo con la finalidad de mantener la fertilidad del suelo. Según la FAO, esta práctica aporta muchos beneficios tanto para el agricultor como para el medio ambiente.
Los principales beneficios de la rotación de cultivos son los siguientes:
Incremento del contenido de materia orgánica del suelo
Mejora de la fertilidad del suelo y su contenido en nutrientes disponibles para las plantas.
Mejora la distribución del agua y los nutrientes a través del perfil del suelo
Mejora del drenaje, la aireación del suelo; así como del tamaño y la estabilidad de los agregados del suelo.
Favorece un control más sostenible de enfermedades, plagas y malas hierbas: más sencillo y económico
Reducción de la erosión hídrica y eólica.
Estos cultivos se llevan a cabo combinando la arquitectura de la planta y la diferenciación de raíces con las necesidades nutricionales. Así, se favorece una distribución más adecuada de nutrientes en el perfil del suelo. Los cultivos de raíces más profundas extraen nutrientes a mayor profundidad que, en el caso del Mar Menor, ayudan a extraer el nitrógeno de las capas más profundas, evitando la filtración de nutrientes hacia el acuífero Cuaternario y, en consecuencia, al propio Mar Menor.